Artículo extraido de la red
Soy un ciudadano llamado a votar en las elecciones al parlamento de catalunya. Y no iré a votar, principalmente porque no creo que sirva para nada.
Continuamente se nos bombardea con que votando estamos participando en el funcionamiento de la sociedad y sobretodo ejerciendo nuestra capacidad de decisión. Pero yo me pregunto ¿Qué capacidad de decisión tendré yo sobre los asuntos de mi vida y mi sociedad durante los próximos cuatro años? He pensado detenidamente y no encuentro una sola respuesta satisfactoria además de eso tan manido y superfluo de elegir “de entre lo peor, lo mejor”, entre izquierda y derecha, que en la práctica actúan igual o se complementan. Ya sabéis, lo que no se atreve a hacer la derecha en materia laboral y de control social lo hace la “izquierda” sin encontrar apenas oposición. En esta catalunya “progresista” nos han colado reformas laborales antiobreras, reprimido huelgas justas como la de Mercadona o la de los trabajadores del aeropuerto del Prat, se han puesto medallas a empresarios que dejan en la calle a cientos de personas, se han llevado a cabo obras faraónicas y desarrollistas brutales para el territorio así como no se ha frenado la especulación y la cementización, del mismo modo que se sigue reprimiendo a los movimientos críticos y a la juventud, militarizando cada vez más nuestros pueblos y ciudades.
¿Y en todo esto, en los asuntos de mi barrio, de mi ciudad, de mi país, de mi medio ambiente- qué es de todos- que posibilidad he tenido yo de decidir algo? Ninguna.
Hace unos días la policía destruyó el Forat de la vergonya , parque autogestionado por vecinos y jóvenes en el barrio del Raval. Allí, como en otros lugares, cuando alguien ejerce realmente su poder de decisión, ya sea individualmente o en comunidad, no tardan en aparecer los uniformados o los burócratas de turno y arrasar, en nombre del civismo y de las “normas de convivencia democráticas” con todo lo que se salga de sus planes económicos o de obediencia. Que falsedad y que hipocresía. Falsedad e hipocresía que intentan esconder metiéndonos el miedo y la inseguridad en los huesos de múltiples maneras, cómo esa que pretende vendernos el cliché de los “antisistema” que no deja de ser la construcción de un estereotípico de jóven oscuro y peligroso que utilizar cuando mejor les convenga: Hoy para esconder asuntos como el forat o la vivienda, mañana para reprimir a quienes osen rebelarse, ciudadanos de segunda. En todo caso, si oponerse a la especulación, a la explotación o a su modelo antidemocrático de decisión es ser un "antisistema", aunque yo no me reconozca en ese tópico-estético, habrá que decirles: "señorías yo soy el antisistema 251 y aquí me teneis".
No iré a votar porque este estado de cosas no es democrático.No iré a votar porque quiero decidir.
Joan Esquirols.Vecino de Barcelona.
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