[Opinión*] EL EFECTO DOMINÓ

*Las opiniones personales de los afiliado/as al Sindicato Único de Premià colgadas en este blog son únicamente responsabilidad de quienes las firman.

Ideas para fomentar el Sindicalismo Revolucionario en la sociedad actual

No es mi intención con este escrito hacer un exhaustivo análisis de los motivos que han ayudado a que la Clase Obrera actual se haya alejado del sindicalismo, ni intentar descubrir porque hay una ínfima cifra de afiliación sindical en España, pero si que intentaré argumentar la importancia del sindicalismo, la necesidad de la organización de los trabajadore/as y la apuesta por una estructura que alcance todos los lugares donde los trabajadore/as hacemos nuestra vida cotidiana y por supuesto la apremiante necesidad de unidad y relación entre quienes consideramos el sindicalismo, no sólo una herramienta para defendernos en el día a día en las relaciones laborales sino también como una fuerza que pueda acercarnos hasta la conquista de los medios de producción, siendo gestionados a por los trabajadore/as a través de los organismos sindicales, más allá de concepciones ideológicas o tácticas.

Las anotaciones e ideas que a continuación detallo son producto de la actividad sindical que he ido desarrollando durante varios años dentro de la junta de un sindicato en la que asumí diversas secretarías, en la sección sindical de empresa y en conflictos laborales tanto propios como ajenos en los que he participado. Conflictos que en ocasiones he considerado resueltos con éxito y un rotundo fracaso en otras, aún cuando las previsiones mínimas se han conseguido.
 
He titulado a este escrito “El efecto Dominó” porque como las fichas del dominó, si caé la primera, es difícil detener a las siguientes. La primera ficha considero que es el empleo, el tener un trabajo estable con una remuneración que te permita vivir dignamente y con unos derechos que puedan satisfacer tu vida cotidiana, conciliando trabajo y familia. Desgraciadamente esta situación laboral ya no existe, si es que alguna vez a existido para la mayoría de trabajadore/as, hoy en día incluso personal con contratos indefinidos se pueden encontrar en la calle de buenas a primeras o mermados sus derechos. Por otro lado, la precarización de las condiciones de trabajo nos ha llevado a dividir nuestra clase en precarios y no precarios, cosa que considero un error.

En este punto, donde como mínimo estamos divididos en dos colectivos, precarios y no precarios, entra en juego el factor del miedo y las necesidades de cada persona. ¿Por qué un trabajador/a indefinido va a defender sus derechos si tiene miedo de represalias en el trabajo? ¿Por qué un trabajador/a con condiciones precarias se va a enfrascar en conseguir esos derechos que no tiene, si lo que le gustaría es tener otro tipo de trabajo?  El miedo a perder el trabajo y a otras represalias es la principal fuerza de la patronal para tenernos sometidos, por lo tanto aquella organización que pueda romper ese miedo y dar confianza a los trabajadore/as podrá ser un contrapeso dentro de la sociedad que haga que nos respeten como trabajadore/as.

Pero hay que tener en cuenta que nuestra situación en el trabajo no acaba en las puertas de las empresas, nuestras vidas van en consonancia con esa situación y afectan al circulo familiar. Por esta regla de tres, cuando el trabajador/a está desempleado la situación familiar se agrava, los problemas se multiplican.  En época de crisis económica, al haber un número elevado de trabajadora/es en paro, la vida en los barrios obreros se ve sometida a un aumento de la violencia, tráfico de drogas, alcoholismo, xenofobia... entre otras lacras. Y para ponerle la guinda al pastel aquellas personas que no pueden seguir pagando su vivienda se ven desahuciadas por los bancos si tienen hipoteca o por el arrendador/a si tienen alquiler. Trabajadore/as en paro que vuelven a la vivienda familiar, siendo los abuelos quienes llevan la economía del hogar con unas pensiones que nunca llegan para todo.

Visto este panorama, considero que el Sindicalismo Revolucionario no solo debe intentar centrarse en las empresas, sino que debe actuar en todas aquellas circunstancias en las que las necesidades básicas del trabajador/a se vean atacadas, desde el puesto de trabajo hasta el barrio y el municipio. Considero que el sindicalismo debe volver a la senda por la que nunca debió desviarse y empezar a organizar una sociedad paralela al Estado, creando unas estructuras que puedan satisfacer nuestras necesidades.

Algunas organizaciones sindicales, principalmente aquellas que se autodefinen como anarcosindicalistas, ya tienen en sus estatutos y normativas internas las estructuras y organismos para hacer frente a lo que nos afecta como trabajadore/as. Sindicatos, Secciones Sindicales, Grupos de Barrio, Federaciones de Industria, Consejos Económicos, Cooperativas, Cajas de Resistencia... Esto ya lo tenemos pensado, pero ¿Lo hemos puesto en marcha? ¿A que nivel? ¿Que resultados están dando?

A mi modo de ver, la “atomización” del movimiento sindical en decenas de organizaciones, compitiendo entre ellas, cuando no abiertamente enfrentadas, nos perjudica. El hecho de que los sindicatos de base, alternativos, grupos de trabajadore/as asociados y organizaciones anarcosindicalistas, (haciendo una separación entre estos y los sindicatos corporativos, nacionalistas y de concertación) no tengan una mínima coordinación a todos los niveles en la defensa de los derechos de la clase obrera, considero que es un error. Y ese error se acentúa cuando nos fijamos en las diferentes organizaciones anarcosindicalistas, esa falta de coordinación y enfrentamiento entre las distintas escisiones, desfederaciones y grupos expulsados o que han abandonado la Organización. Después de 40 años desde que se legalizó la C.N.T. en 1977 no sólo da la sensación de que todavía no nos hemos centrado ninguna de las ramificaciones del árbol, sino que ponemos por encima de todo la supervivencia de las propias organizaciones a las causas, motivaciones y metas por las que creo que se fundó hace más de 100 años. La lucha intestina entre los seguidores y detractores de una u otra táctica sindical (comités de empresa - secciones sindicales), el tipo organización (sindicalismo obrero – integral) y la pugna entre tendencias, corrientes, pensamientos y personalismo, han desgarrado durante estos años a la única organización obrera, a mi parecer, que pudiera tarde o temprano hacer frente a las gestoras sindicales y a la propia patronal. Nos encontramos a día de hoy, con varias organizaciones anarcosindicalistas y sindicalistas revolucionarias a nivel nacional, pequeñas federaciones sindicales y algunos grupos de sindicatos autónomos sin conexión, que quizás entre todas no deben superar los 100.000 trabajadora/es afiliado/as, todas ellas aparecidas a partir de la matriz que se reorganizó antes del famoso y discutido Vº Congreso Confederal de la C.N.T. Lo que pudo ser y no fue.

Considero importante, a priori, la necesidad de un entendimiento entre todas estas organizaciones, poniendo énfasis en la capacidad y trabajo de sus militantes y afiliado/as para empezar a crear una alternativa al Estado. Y por su puesto, esta coordinación no deberá darse únicamente entre los comités generales o regionales de estas organizaciones, sino entre las propias secciones sindicales de empresa, los grupos de barrio, sindicato locales y sectoriales... Me refiero a reorganizar el sindicalismo revolucionario sin necesidad de destruir las organizaciones que actualmente existen. Creo recordar que la Organización SOLIDARIDAD OBRERA acordó en uno de sus congresos la coordinación entre ellos, la C.N.T y la C.G.T, pero a nivel exclusivamente nacional. En otras ocasiones en algunos pueblos y ciudades se han coordinado estas organizaciones, junto a otros sindicatos, para temas concretos, pero de ahí no ha pasado. Una verdadera coordinación en los niveles más bajos (empresa, distrito, barrio) y estable en el tiempo no se ha dado, que yo sepa. Quién sabe si esa estrategia, esa “Coordinadora Sindicalista” de empresa y/o barrio, sería el embrión de un gran sindicato.

“La Coordinadora Sindicalista” de empresa.

Comenzaré considerando si las estrategias en las empresas y los organismos con los que nos dotamos nos son útiles o no para los trabajadore/as. En primer lugar tenemos las Elecciones Sindicales donde concurren los sindicatos o candidaturas independientes que lo desean y tienen personal suficiente en esa empresa, afiliado/as o no, para entrar y formar un Comité de Empresa. Por otro lado tenemos las Secciones Sindicales de empresa, colectivos formados únicamente por afiliado/as a un Sindicato en una misma empresa o centro de trabajo.
os que se presentan.

Al cabo de cuatro décadas, no considero que ni una ni otra estrategia nos haya servido para que la Clase Obrera pudiera hacer frente a toda la perdida de derechos que ha habido, aunque posiblemente las secciones sindicales no se hayan desarrollado como herramientas eficaces debido a que quienes apuestan por ellas están en un momento de “experimentación”, expansión y consolidación en aquellos centros de trabajo donde se den las posibilidades. A parte, la Sección Sindical creo que es una estrategia más avanzada que los Comités de empresa porque pueden estar formadas por trabajadore/as de distintas empresas en un mismo centro de trabajo.

No engaño a nadie cuando escojo como estrategia más eficaz para nuestros intereses la Sección Sindical, eso si, con una alta afiliación entre la plantilla y que estos estén formados sindicalmente, porque con el tiempo me he dado cuenta que el hecho de tener una sección sindical con una afiliación alta respecto al total de la plantilla, pero integrada por trabajadore/as que no les interesa su formación ni participación en el sindicato ni en la sección, hace que a primeras de cambio, está se resquebraje y acaba por desaparecer o peor aún, por perder un conflicto laboral. Por esto digo que es indispensable la formación del trabajador en aspectos sindicales.

Por otro lado, el presentarse o no a las elecciones sindicales y formar Comité de Empresa, aún cuando puedas tener mayoría de delegados, aún cuando seas la persona más honrada del mundo sindical, hay que tener en cuenta que la plantilla únicamente te ha votado, eso no significa que siempre acate las decisiones que se hayan tomado en reunión del Comité de Empresa, porque no es un organismo asambleario y en pocas ocasiones se convocan asambleas de trabajadores y que las decisiones que se toman en éstas sean vinculantes. 

En todo caso, recordemos que hay organizaciones anarcosindicalistas que se presentan a elecciones sindicales, chocaría entonces la idea de la “Coordinadora Sindicalista” dentro de las empresas. ¿Qué hacer ante este problema?  Considero que debería existir un entendimiento, un pacto de no agresión e incidir entre las secciones sindicales de los sindicatos revolucionarios y anarcosindicalistas en procesos asamblearios vinculantes, dando voz y voto a toda la plantilla y de paso ser un contrapeso al Comité de Empresa. Una empresa difícil pero no imposible, todo dependerá de quienes formen esas secciones sindicales.

Tened presente que esas “Coordinadoras Sindicalistas” deberían hacerse en todos los niveles de la organización empresarial, desde el centro de trabajo y/o empresa (donde convergerían las secciones sindicales de cada organización sindical y de cada empresa que pudiera trabajar en ese centro de trabajo) hasta el grupo de empresas, UTE's, etc.

Con esta idea, intento por un lado poner en común acuerdo a las secciones sindicales que optan por distintas estrategias y por otro, sumar el esfuerzo militante y económico de compañero/as de esas organizaciones dentro de la empresa, en tanto que sin querer pensar mal,  asumo que nuestras tácticas puedan diferir pero confío en que las metas son las mismas a corto, medio y largo plazo, desde la defensa inmediata de nuestros derechos hasta la conquista de los medios de producción, distribución y consumo.

Quizás los objetivos básicos a corto plazo que debieran plantearse desde la “Coordinadora Sindicalista” en cada centro de trabajo y empresa deberían ser:

–    Labores habituales de defensa y conquista de derechos laborales y sociales dentro de la empresa.
–    Convocatorias periódicas de asambleas de trabajadore/as.
–    Formación sindical.
–    Creación entre la plantilla de una Caja de Resistencia.

Estas “Coordinadoras Sindicalistas” de empresa deberían tener una estructura de abajo a arriba, desde el centro de trabajo hasta llegar al nivel nacional.

“La Coordinadora Sindicalista” de barrio.

“La Coordinadora Sindicalista” en el municipio y en el barrio debería ser, como en el caso de las coordinadoras en las empresas, la agrupación de afiliado/as de las organizaciones sindicalistas revolucionarias y anarcosindicalistas en lugares determinados, sumando el esfuerzo militante en defensa de nuestros derechos sociales y la convivencia pacífica en los barrios y municipios.

Considero como he dicho más arriba que el sindicalismo no se debe quedar únicamente en las empresas, pero  la organización dentro de las empresas y el grado de efectividad inciden en la vida de los trabajadore/as. Por este motivo, veo que hay una carencia en las organizaciones sindicales en llegar a aspectos que como digo no deben quedar al margen, y con sorpresa en demasiadas ocasiones vemos a militantes anarcosindicalistas participar en colectivos de ámbitos en los que el sindicalismo es suficiente valido como para tener su propia voz y estrategia. Nos encontramos de nuevo, en ausencia de un organismo puramente sindical que pueda dar respuesta y soluciones a aquellas problemáticas con las que nos encontramos la Clase Obrera. Desde el desempleo hasta la vida en los barrios deberían motivarnos para dejar de lado aquellas diferencias y ponernos manos a la obra para dar validez a nuestras ideas y arreglar como poco que podamos aquellas deficiencias con las que vivimos.

Todos tenemos nuestras inquietudes sociales y nuestros problemas más allá del puesto de trabajo, por lo que considero que debería haber un entendimiento y crear grupos específicos en los barrios y municipios, formados por afiliado/as de las organizaciones sindicales. Grupos de trabajadore/as en paro, contra los desahucios, por la higiene en los barrios, de trabajadore/as autónomos, grupos de apoyo a trabajadore/as emigrantes e inmigrantes y todos aquellos grupos que en cada momento los militantes consideren oportuno constituir... Grupos que, o bien pueden hacer esas actividad en solitario o bien pueden sumarse a la lucha de otros colectivos, sin perder su esencia sindicalista.
Estos grupos, en segunda instancia, serán quienes contengan las fichas del dominó que bien pudiera hacer caer la primera, la del empleo, cuando este es demasiado precario o sencillamente no exista.

“Coordinadora Sindicalista” de Cooperativas.

De un tiempo a esta parte, se está dando un pequeño auge de las cooperativas de consumo y en menor medida de producción en distintos municipios y ciudades. Considero su existencia como positiva, aún cuando posiblemente estén constituidas por grupos muy reducidos de personas y/o cuando en muchos casos, principalmente en las cooperativas de consumo, el producto suele tener un precio más elevado que en los circuitos comerciales. Es aquí donde el sindicalismo, de nuevo debería ponerse manos a la obra e intervenir, fomentar y apoyar cooperativas de consumo y de producción. Pienso que en la situación en la que vivimos actualmente, deberían las organizaciones sindicales plantearse la idea de constituir cooperativas que puedan satisfacer las necesidades de los trabajadore/as. Cooperativas de construcción y mantenimiento de viviendas, agrícolas, de producción industrial, de panadería y consumo, escuelas y centros médicos... Aquí empezaríamos a levantar esa sociedad paralela... Demostrando que la Clase Obrera no necesita al Estado.
Los Sindicatos están formados por trabajadore/as, de todo tipo de profesiones, y muchos están desempleado/as, ¿no sería oportuno reunir a estos trabajadore/as e intentar con ayuda técnica, moral y económica de las organizaciones, que estas trabajadore/as constituyan cooperativas?

Si el grueso de vecinos de un barrio compra sus alimentos en cooperativas de consumo y agrícolas, viven en viviendas que han construido o rehabilitado la cooperativa de viviendas, que se visten con la ropa del taller téxtil, que sus hijos van a la escuela del sindicato... Esto hará ver a quién sea, que es un barrio autosufienciente, en el que muchos vecinos trabajan en esas cooperativas y que ofrece recursos y servicios al resto de vecino/as.

Por otro lado, el cooperativismo que debería proponer el Sindicalismo, tendría que ser autogestionario. Esto me hace pensar en la problemática que se da en las administraciones públicas, principalmente en Ayuntamientos con el tema de la remunicipalización de los servicios externalizados y subrogados a empresas privadas o semi-privadas. Aunque por regla general el Sindicalismo Revolucionario actual apuesta por “lo público”, que no deja de ser otra cosa que la gestión directa de los servicios por parte de la Administración, considero que esa gestión corre a cargo de técnicos, funcionarios y políticos, no de la plantilla que forman esas empresas públicas ni de los Sindicatos, ni de las Asociaciones Vecinales, entidades que considero que  deberían gestionar esos servicios.

A modo de conclusión, las ideas que plasmo en este escrito para la revitalización del Sindicalismo Revolucionario son las siguientes:

–    Agrupar a los afiliado/as de las Organizaciones Sindicales en “Coordinadoras Sindicalistas”

–    Constitución de Cajas de Resistencia Obreras.

–    Fomentar la formación sindical.

–    Fomentar las herramientas de lucha.

–    Fomentar y organizar el cooperativismo autogestionario.



Conclusiones

Quizás no digo mucho más de lo que las ya de por si decenas de organizaciones sindicales (principalmente anarcosindicalistas) tienen acordados en sus estatutos, pero lo que intento dar a entender es que mientras exista esa separación entre quienes creo que deberían componer una única organización, las cosas no van a mejorar mucho para las organizaciones sindicales y por lo tanto para todo/as nosotros/as los trabajadore/as. Está claro que a corto y medio plazo las diferencias no van a desaparecer y ninguna organización va a dar su brazo a torcer, pero es una necesidad imperiosa la unidad de acción donde realmente es necesaria, que como repito es en las empresas, municipios y en los barrios. Que los comités nacionales, regionales o del nivel que sean de esas organizaciones acuerden que un día al año se juntarán para hacer una huelga, el 1º de Mayo o cualquier tipo de acto no creo que solucione muchas cosas si no ha habido anteriormente un enorme trabajo de la militancia sindical y esfuerzo de la afiliación.

Apuesto por la colaboración de los afiliado/as, militantes y secciones sindicales en primer lugar. Que los militantes sindicalistas organicen y se unan en esas “Coordinadoras Sindicales”, o como se les quiera llamar, y que éstas puedan dar solución a muchos de nuestros problemas como clase obrera, hará que de nuevo una gran parte de los trabajadore/as vean en el sindicalismo una herramienta que los aparte del miedo y la apatía general que sufrimos.

Volver a poner en el centro de la sociedad al Sindicalismo Revolucionario, demostrando que es un organismo capaz y una herramienta que solucione los problemas de la Clase Obrera es una empresa gigantesca, pero por algún lado se deberá empezar a construirla y solo me imagino a los militantes de los sindicatos, mínimamente centrados, capaces de dejar de lado cualquier diferencia estratégica, doctrinal o de organización.
 
Fdo:
Joaquín O.
Trabajador Metalúrgico.
Maresme (Barcelona),  enero de 2018